viernes, 13 de marzo de 2009

El artículo que aquí publicamos fue el desencadenante para que nos aboquemos de lleno a buscar mayor información sobre “La Hora del Planeta”.
Este artículo fue movilizador para nosotros, a tal punto que por él nos inspiramos para buscar toda la información precisa y agregarla a nuestro blog, para que sea también una herramienta movilizadora para ustedes que ahora nos están leyendo.

Nuestro reconocimiento a Marina Aizen y su equipo que se abocaron de lleno a Despertar Conciencias!

Que disfruten mucho del artículo!

Oscar A. Smirnov
Equipo de “Haciendo Contacto”



LA LUZ BUENA

Sesenta minutos a oscuras para pensar en el futuro.

Texto: Marina Aizen (maizen@clarin.com)
Fotos: Hernán Rojas, Ruben Digilio y Archivo Clarín.
Publicado en: “VIVA – la revista de Clarín”.
Domingo 08 de Marzo 2009. Buenos Aires - Argentina


Medio Ambiente. El Sábado 28 a las 20.30 habrá un apagón simbólico de una hora a nivel global. El objetivo? Alertar sobre el calentamiento global.

Hasta hace poco años, el cambio climático era un tema sólo para informados; ahora, no sólo está en boca de todos, sino que le atribuimos todo tipo de fenómenos, empezando por los veranos cada vez más insufribles. Lo que no se modifica es nuestro consumo de gases de efecto invernadero, que son los que calientan la atmósfera. Acaso piensa en el planeta cuando deja encendida la luz en un cuarto vacío? O si pone en alta temperatura el termostato del termotanque?

El combate contra el cambio climático no sólo depende de la invención de tecnologías milagrosas. Puede empezar ya con pequeñas grandes acciones, como reemplazar las viejas lamparitas incandescentes por unas de bajo consumo, separar adecuadamente la basura, apagar las luces stand by (esos pequeños ojitos verdes que indican que el equipo de música o el reproductor de dvd están prendidos pero hibernando) o impedir que se cuelen chifletes por la ventana en época invernal. Tarde o temprano, tendremos que incorporar estas conductas a nuestra vida cotidiana si pretendemos evitar que la temperatura promedio se eleve más de dos grados, lo que podría agravar eventos que ya nos resultan alarmantes: el derretimiento de glaciares, huracanes feroces, sequías prolongadas y el aumento del peligro de extinción de especies como los osos polares o los pingüinos.

En 2007, a un grupo de personas en Australia (país hipercontaminante, ya que genera casi toda su electricidad a carbón) se le ocurrió la idea de realizar un apagón simbólico con dos objetivos: uno, concientizar a la gente sobre lo que puede hacer respecto del futuro del clima, y por el otro, presionar a los gobiernos para que impulsen políticas para reducir los gases que atrapan el calor en la atmósfera. La iniciativa, llamada “La hora del planeta”, fue un éxito. En 2008, se apagaron las luces desde el Coliseo romano al Empire State y la Opera de Sydney. Y este año, llega también con todas las pilas a Buenos Aires, haciéndose sentir desde el Obelisco a la cancha de Boca, como mínimo.

La propuesta es apagar la luz el 28 de Marzo, por una hora, a partir de las 20.30. Y además, registrarse en un sitio web –la dirección que hay que tipear es www.earthhour.org/Argentina, para poder contabilizar a nivel mundial la gente que participa y sugerir ideas prácticas sobre qué medida tomar para paliar la temperatura. El objetivo es llegar a mil millones de personas.

“La Hora del Planeta”, que está impulsada en la Argentina por la Fundación Vida Silvestre, es especialmente significativa este año, porque entre el 7 y el 18 de diciembre todos los países se reunirán en Copenhage, Dinamarca, para tratar de revertir el cambio climático.
La concertación de una política mundial común se convirtió en algo muy difícil luego de que el gobierno de Geroge W.Bush renunciara al tratado de Kyoto, que fue el primer intento de abordar la cuestión a nivel global. Pero Barack Obama prometió revertir totalmente esta postura, con lo cual es más probable que esta vez haya un acuerdo sobre metas para reducir emisiones de gases contaminante. En términos prácticos esto implicará también la necesidad de incorporar nuevas pautas cotidianas aquí en la Argentina.

En 2007, los europeos acordaron bajar unilaterlamente un 20% las emisiones respecto de 1990 para el año 2020. Y también a producir un 20% de ahorro energético y generar un 20% más de energía usando fuentes renovables. Esto tiene un correlato en la realidad hoy. Por ejemplo: te maceran la cabeza con propaganda para que ahorres en todo; viajar en avión es carísimo, por los impuestos destinados a combatir el cambio del clima; un habitante de Bruselas recibe consejos de la propia compañía eléctrica para reducir el consumo y accede a créditos blandos para poner doble vidrio en sus ventanas, que atrapa el calor de la calefacción en invierno. En Gran Bretaña, hay supermercados que indican junto al precio si un producto llegó de lejos en avión, aumentando su impronta ecológica (daño ambiental) o “carbón footprint”. Y en los baños de gran parte de Europa se colocan dos botones en el inodoro: uno para el pipí y otro para el popó. Al apretar el primero, se vacía medio tanque. Con el otro, el tanque entero. Es que la generación de agua potable insume gran cantidad de energía, lo que –obvio- contamina el planeta.

AQUÍ SI PODEMOS HACERLO
Para combatir el cambio climático, hay buenas ideas dando vueltas. En algunas zonas de los EE.UU., como Colorado, se genera electricidad con paneles solares en las casas, y lo que la gente no consume se lo puede vender a la red. El marco regulatorio de la Argentina haría difícil que aquí ocurriera algo similar.

Aquí, las políticas frente al cambio climático recién gatean. A partir del 1° de enero de 2011 no se podrán comercializar lamparitas incandescentes y ya existen etiquetados para diferenciar a las heladeras y equipos de aire acondicionado más eficientes, lo que es un paso. Pero no se apuesta, por ejemplo, a la generación de energías alternativas, como la eólica. “Deberíamos ser líderes en el aprovechamiento del viento, pero estamos muy atrás”, dice Carlos Tanides, de Vida Silvestre. En el mundo se instalan 20 gigawatts al apo en energía eólica y aquí sólo generan 26 megawatts: nada”, cuenta.
Según el experto, lo más grave de todo fue que el Gobierno negara la existencia de una crisis energética sin instar a la población a minimizar el consumo. “La gente puede tomar iniciativas, las empresas también, pero el rol del Estado es fundamental”, señala Tanides.

Todavía estamos lejos de ver paneles solares en los techos porteños, pero al menos se comenzó a trabajar en un programa de eficiencia energética en edificios públicos. Y la ciudad adhirió a “La Hora del Planeta”, por lo que el 28 de marzo apagará las luces de monumentos como el Cid Campeador, el Puente de la Mujer y la Flor de Figueroa Alcorta. Ahora, sólo le queda a usted decidir si puede pasar unos pocos minutos a la luz de las velas.-